El mobiliario de las casas romanas era muy escueto y funcional. Las camas le servían a los romanos, además de para dormir, como sofá, para comer recostados y para tener relaciones sexuales. Para el alumbrado de las casas se utilizaban antorchas, velas y lámparas de aceite. Las habitaciones se calentaban por medio de estufas de bronce o braseros fijos, que eran de hierro forjado como el que aparece en la imagen derecha.
El suelo estaba cubierto por mosaicos, cuyos temas hacían referencia a la finalidad de la habitación donde se encontraban. Las paredes solían estar decoradas con pinturas y cortinajes.
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